Toros de Ayer y de Hoy


TOROS DE AYER Y DE HOY


Me llamo David, de nueve años de edad.

Me han ido gustando cada vez más los toros, por las historias que he ido escuchando a mis abuelos.

Voy a contar algunas de esas cosas que me han sorprendido de los toros de ayer a los de hoy.

En primer lugar, las ferias eran en Junio y las cambiaron a Julio porque siempre hacia mal tiempo. Cuatro días antes traían a los toros andando desde Torrecilla de la Orden hasta Arévalo, donde descansaban en el Prado Velasco; ¡ pobres toros que llegarían reventados!, no como los de ahora que viajan en primera clase, aunque los toros de ahora los encierran en cajones y los toros de antes los dejaban pastar en la Dehesa, donde la gente de Arévalo y sus alrededores iban a verlos pastar.

En segundo lugar, también me ha sorprendido que la plaza de toros no fuera de chapa, porque antes la hacían de palos y en el recorrido de las calles se cortaban con carros y eso hacía que se escaparan muchos toros y era muy peligroso porque los tenían que ir a buscar andando o con los caballos, no como ahora que de un tiro “Toro Dormido”.

En los encierros, los hombres se desafiaban para ver quien aguantaba todo el recorrido delante de los toros, hasta la plaza de toros. Los toros eran los mismos todas las fiestas.

Seguro que al final algún toro y algún corredor se hacían amigos de tantas veces que le pillaría “ ¡ qué colega!, ¿ quieres otro revolcón?, le diría el toro.

En tercer lugar, me resulta extraño que la policía ahora cuando ven algún corredor borracho le sacan del recorrido del encierro y antes, según mi abuelo, ponían un barril lleno de vino en medio de la plaza de toros, para que todas las personas bebieran el vino que quisieran, porque era gratis, no como ahora que el señor que anda por la plaza diciendo: “ pipas, piñones, coca-cola” te cobra casi un pino por una bolsita de piñones. Luego el barril seguía en medio de la plaza con el toro suelto, para los más valientes o los más borrachos y por eso había muchas cogidas y revolcones.

En cuarto lugar, ahora los toros y rejoneadores duermen en hoteles y comen en restaurantes, antes venían muchos maletillas que no tenían donde dormir ni comer, algunos dormían en los montones de paja que tenía mi abuelo para que comieron sus vacas. Ahora, cuando llegan todos los toros a la plaza, tiran cohetes para avisar a la gente del pueblo que ya no hay peligro y antes tocaban las campanas.

Por todas estas historias llegó mi afición a los toros, por eso tengo ganas de que lleguen las ferias, para que empiecen sus encierros y corridas.

Tengo pensado apuntarme otra vez al concurso de cortes infantil, igual que el año pasado, aunque mi madre echa “CHISPAS”.

                                                                               David González García (9 años)

                                                                              3º-B. C.P. “ Los Arevacos”.